sábado, 30 de abril de 2011

(18) EL DIA QUE BERLUSCONI LE MOJÓ LA OREJA A PIRANDELLO Y SOPLÓ EL CANDIL DE DIÓGENES


El trueque de "CNN+" por "GH24"



Comenzamos un nuevo año; un nuevo tramo en nuestra andadura;  un trecho más a pie descalzo como peregrinos proscritos por un mismo itinerario descarnado. Porque emigrantes somos todos cada día, pues que cada jornada es extranjera, desconocida, confusa y sorprendente, aunque se encuentre camuflada en la rutina aparente de lo más cotidiano. Porque la ruta es siempre pedregosa, también esta vez tendré que zurcirme algún que otro desgarro, que ya se verá siempre en mi indumenta. Y es probable que  tenga, a la vez, que reacomodar algunas de esas cajas del anaquel de mi mente que se me han descolocado últimamente.

Para mí, como para muchos de vosotros, es tiempo de hacer algún que otro recuento y consideración; un rápido punteo. Así pues, voy a agradeceros vuestra atención hacia mis alegatos. Las 1600 entradas, en los cuatro meses de vida de este blog, en el que he publicado 17 artículos, es un número que no puedo por menos de considerar con estima y agrado. Soy consciente de que mis escritos no son, a veces, fáciles de digerir. Un lenguaje intrincado, plagado de adjetivos, frases subordinadas, enumeraciones infinitas, y palabrejas que requieren, de vez en cuando, la consulta en el diccionario, no conforman, precisamente, un menú fácilmente tragable. Nada que ver con “la nouvelle cuisine”. Cada cual atiza sus peroles como sabe, y los comensales son muy libres de degustar o no la pitanza ofrecida. Mas qué le voy a hacer; no soy capaz de renunciar a esa riqueza barroca que nos brinda nuestra mesonera y nutritiva lengua. No soy capaz de desistir a esa tentación de revitalizar términos que poco a poco hemos ido dejando rezagados, y cuyo  rescate llena de colorido y sutilezas nuestro idioma convirtiéndolo en algo vivo y magnífico, para ser degustado con despacio y con gula. Cocido, fabada, potaje, un cabrito asado, un besugo al horno; puchero de patatas en variedades y compañías múltiples. Y luego el “Almax” de 500 mg, la manzanilla, o las sales de “Heno” con regusto a naranja. Y, si no, un ratito de siesta y a levantarse nuevo. Gracias por ello, socios.

Yo también, como Luigi Pirandello, considero muy sinceramente que “…he afligido a mis lectores con cientos y cientos de historias…”, que a lo peor nada les importaban. Perdón por la monserga que por tal insistencia pudiera atribuírseme. Aunque creo que seguiré pecando.

No obstante, debo tiraros algo de las orejas. Porque 39 comentarios por vuestra parte no me parecen muchos. Si considero que mi intención prioritaria era la de que este blog se convirtiera en un espacio de participación, la finalidad no ha sido alcanzada. Aunque, la verdad es que todos ellos han recibido algún apunte vuestro. Bueno, todos menos el 15, el de la pobre y sufrida Sherezade. Menos mal que el escenario en el que yo os la mostraba no era el mismo en el que se desarrolla el desasosiego argumental de su relato. Pues de haber sido así, a la salida del sol y sin contemplaciones, Shahriar la hubiera desmochado. Mi reconocimiento al esfuerzo de quienes sí han participado dejando sus dictámenes o el colorido personal de sus visiones. Opiniones, sin duda, siempre valiosas y rentables, en el sentido más riguroso de este término.

Pero pasemos al tema que os propongo hoy.

Es inmensamente triste que un medio de comunicación calle su boca. Es algo que siempre me produce un enorme desánimo, sea cual sea la razón o la causa que enmudece o reprime a quien está destinado a proclamar, desde la libertad, aquello en lo que cree; aquello en lo que siente y se reencuentra. Y cuando digo esto, tengo en mente también, a aquellos que postulan ideas muy contrarias a las mías e, incluso, a aquellos cuyo pregón me hace temblar y estremecerme a veces. Podéis creerme, pues quiero más que nunca ser veraz.  Cualquier voz. E insisto -cualquiera- jamás ha de ser silenciada. Debe silenciarse con rotunda mordaza la violencia en cualquiera de sus manifestaciones; debe perseguirse la injusticia allá donde rebrote; debe castigarse el desacato de las leyes que nos hemos dado desde las sedes de nuestra democracia, pero jamás -y repito: jamás- debe acallarse la voz. Creo que era en mi primer artículo de este blog en el que hablada del indómito e inalienable vigor de la palabra.

Me refiero, claro está, al cierre del canal de televisión “CNN+” que, durante las 24 horas, y a lo largo de 11 años, ha sido un espacio de libertad, información, opinión y debates. Sé que a algunos habrá gustado más que a otros. Sé que algunos podrán haberlo considerado sectario y despreciable. Yo no. (Pero esa es sólo mi opinión). Mas, pese a todo, creo que su cierre es una lamentable noticia que no hace más que empobrecer a todos.

Que el grupo Prisa cediera, hace más de un año, sus derechos y la correspondiente licencia, que le autorizaba a tener un canal de televisión que emitiera en abierto, a “Telecinco”, propiedad de la italiana empresa Mediaset, era toda una claudicación lamentable que auguraba que las placas tectónicas de la información iban a desplazarse. Y eso, sabido es que hace temblar el suelo y siembra la catástrofe, se mida o no se mida con la escala de Richter. Era a todas luces una cesión que sólo podía responder a un complot empresarial y a las más torticeras artimañas, encaminadas a la vileza de amparar algún golpe certero de colosal efecto.

La ilustre Mediaset está gestionada por el Grupo Fininvest, que controla  el 80% de los canales de noticias de la hermana Italia. (¿A que ahora se explica cómo algunos superan mociones de censura, aun siendo impresentables? Pues, eso. )

Así las cosas, los fuelles bien henchidos del totalitarismo más soez y más disparatado atizaban sus hornos. El férreo dios Vulcano, hinchando sus pulmones, ponía al rojo vivo las ascuas de su beligerante fragua; esa que dicen que está situada bajo el altivo Etna, en la hermosa Sicilia. La gran apisonadora del implacable déspota estaba ya bufando. La factoría de “guerra” contra la democracia dejaba, por un rato, de lado a sus “belinas” y se dedicaba -en más cuerpo que alma- a amordazar a las aéreas ondas.

Tras ello, el silencio. Ese silencio tenso que augura un cataclismo. Ese preámbulo en el que aseguran que ni las aves pían y mucho menos, vuelan. (Volar es siempre un privilegio excelso que no gusta ni un ápice a los infames sátrapas).

Poco tiempo ha pasado. Ahora contemplamos con lívido estupor, y con la inmovilidad impotente con la que nos abofetean los brutales desastres, este panorama yermo que se va extendiendo ante nuestra mirada, cual la avenida de un viscoso fango que anega libertades. En Venezuela está otro epicentro que calla televisiones, emisoras de radio y diarios usando el mandoblazo. Pero no es el único; la lista es harto conocida y aflora en cinco continentes. Parece que, como mendigos seculares, nos vamos acostumbrando a soportarlo todo. Así consideramos semejantes sucesos como una ilustración más de la tuerta secuenciación de este macabro comic, que se nos va revelando lo que no creíamos que podía venirnos.

Pero aún hay más. Ahí va la siguiente viñeta de la espantosa jácara:

Además de que la aberrante mutación de “CNN+” (vamos: su óbito) se hace al amparo de la fusión con el grupo que capitanea el esperpéntico jerarca Berlusconi, en ese contubernio entra también, con pie de plomo, un poderoso Fondo Inversor estadounidense, cercano a la cadena de televisión por cable Fox News, en el que se solazan a sus anchas y sin vergüenza alguna los numerosos miembros del ultraconservador movimiento al que apodan “Tea Party”. Tan truculento cuadro nos deja tiritando. ¡Vaya reunión de té! Es como para enmarcarla.

Pero “atémonos los machos” (acción, que consiste en ceñir los cordones bajo la taleguilla, con la que culminan los toreros el rito de vestirse,  y que les anuncia que la hora de la verdad se encuentra ahí mismo).

Pues bien, avancemos entonces.  Pasemos nueva página y contemplemos cómo el  neonato canal, tras recibir las aguas del bautismo y asignarle por nombre “GH24”, nos descubre (cual encarnación del mismísimo diablo) que será dedicado, en exclusiva, al reality show “Gran Hermano”. Aquí, cerremos de golpe el siniestro libelo y que rece quien crea, y el que no que tirite y se arrime a otros desheredados para buscar amparo; el temporal arrecia.

Miserable permuta ésta que pone en la misma balanza la controversia, la opinión, la información, el debate de ideas, y en el otro platillo un hatijo de vagos, maleducados, groseros, insolidarios e ignorantes, que han sido elegidos bajo un índice de zafias cualidades, con el señuelo burdo de obtener, a base de exhibición, traiciones y bajezas, una riqueza fácil y el espejismo de una fama de deleznable “friki”. Esta es la cátedra que educa a un país de casi cuarenta y siete millones de habitantes. A santiguarnos tocan.

Es este el momento en el que los personajes imaginarios de nuestras creencias, principios y valores han de salir a las plazas y a las encrucijadas clamando como locos. Salir portando un candil semejante al de aquel pobre Diógenes de Sinope, que vivía en una tinaja, y por todo ajuar poseía un manto, un zurrón, un báculo y un cuenco. Aquel que se pasaba el día deambulando por las calles de Atenas, obsesionado con la idea de encontrar con su lámpara a un solo hombre honrado. 

Tiempo de recurrir al esclarecido autor teatral Luigi Pirandello, y, como sus “seis personajes en busca de autor”, reclamar “al abismo” que no se cierren los ámbitos, palestras o escenarios en los que los interlocutores de la razón, la dignidad, el respeto, la libertad y la pluralidad, puedan seguir contándonos sus realitys vidas, pero sin show ni morbo. Vidas de dignidad, que son las que nos guían y, al final, nos importan y nutren.
J.Y.




Su marcha nos apena y preocupa. Gracias por tanto.











Laurent Gbagbo
Costa de marfil.
Nos disgusta y enfada.

         

3 comentarios:

  1. De infarto.
    Este articulo lo leeré pasada una semana, más o menos. De momento no estoy preparado. Sólo leer el título, me da taquicardia. Esto no es ninguna broma, estoy de infarto.

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  2. Este ha sido el artículo que más me ha gustado. Sobre la tele no puedo aportar nada ya que llevo mucho tiempo sin verla... Es una suerte contar con tus artículos. La parte negativa es que ahora me parece una pérdida de tiempo leer cualquier periódico digital. ¿Telepizza o lubina al horno?

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  3. Instructivo, como todos los artículos. Hoy día Diogenes no encontraría tampoco ningún hombre honrado, hemos evolucionado más bien poco. La tv. y el cambio de la CNN+ por el bodrio de GH 24h. es un sintoma de lo que hay. Espero que 2011 sea el principio de algo positivo. Buen año para todos...

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