(Morabito de Sidi Chamharouch. Marruecos). Un morabito es una persona pía a la que
popularmente se atribuye cierta santidad. La misma palabra designa el lugar donde vive.
Los tres filtros.
Aquella mañana, aunque era soleada y de luz
limpia, el viento del Tubqal cortaba como filo
de acero. Parecía como si el Atlas majestuoso encumbrara cada amanecer un poco
más a su pico más alto, y este, en agradecimiento, dirigiera a los vientos gélidos con
brío renovado.
Por eso, aquella mañana, el hombre solitario no estaba sentado a un lado de la puerta intensamente verde de su vivienda de adobes encalados. Allí solía él ensimismarse fijando su mirada en las aguas transparentes del río Imlil. Los del lugar, así como los peregrinos, decían que en ellas leía el asceta todas sus sabidurías.
El muchacho llegó despavorido. Su semblante era amargo y su alma parecía tronchada. Sin embargo, llamó con mesura a la puerta y esperó a que la oquedad le respondiera. Entró ingrávido para no molestar y se situó frente al hombre. El piadoso miraba sin pestañear las llamas de su hoguera. En ellas también debían estar escritos sus saberes.
“Habla, te escucho”
Entonces, él le contó balbuceante cómo le habían anunciado que su mejor amigo lo había difamado, y cómo aquello nublaba su mente y hacia gemir su corazón.
El hombre mesurado le pidió que
sometiera su conjetura a los tres filtros del griego más sabio de la antigüedad. Y
así le preguntó:
-Primero: ¿Sabes con plena seguridad que eso que te han dicho es exacto en todos sus datos?
-No, a ciencia cierta, no.
-En segundo lugar: ¿El asunto que
te angustia lo hace por algo bueno, virtuoso o edificante?
-No, creo que no.
-Por último, lo que te trasmiten es
útil para ti o provechoso para alguien de tu entorno.
-De ningún modo.
Entonces el anciano removió las ascuas de su lumbre, lo miró a la cara y le dijo: “Olvídate de ello. Y únicamente hazte esta pregunta a ti mismo. ¿Mi amigo consigue que cada día yo sea, a través de su amistad, más justo, más compasivo, más feliz, más tolerante, más sabio? Si tu respuesta es sí, entonces tienes un buen amigo y nada más importa de él. Porque la bondad de alguien no hay que buscarla o fundamentarla en sus virtudes, pues es un ser humano y necesariamente ha de tener debilidades, sino en esa influencia "misteriosa" que él tiene sobre ti a través de su amistad. Existe una prueba irrefutable: Un amigo es quien consigue -no sabemos por qué medios- que nosotros cada día seamos un poco mejores".
El muchacho sonrió. Entonces hizo una profunda reverencia y se fue sendero abajo con el paso ligero de los perrillos jóvenes. Y no sintió ya el frío de la helada mañana.
j. yáñez.
Muy edificante Javier, los buenos amigos nos hacen crecer, no creando conflictos inútiles.
ResponderEliminarUna historia muy enriquecedora con una preciosa enseñanza. Gracias por saber contar las cosas como sólo tú sabes: maravillosamente!!!
ResponderEliminar¡Qué cuento más tierno y enriquecedor!
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